Hola amigas!, hoy es un día muy especial para rezarle a Nuestra Madre con mucho amor y confianza,ella sabe escuchar nuestros ruegos.Que la Virgen las bendiga y bendiga sus familias con salud,amor,paz y trabajo.
Les dejo una breve reseña de las apariciones y una oración.
Un cariño para todas!

La historia de la aparición de la Virgen de Lourdes es, también, la maravillosa historia de una niña llamada Bernardita, pobre, ignorante y quebrantada de salud, pero elegida por Dios para una gran misión.
Un 11 de febrero de 1858, el último día de Carnaval, en una mañana fría y lluviosa, Bernardita, su hermana y una amiga se dirigieron al bosque a buscar leña para calentar la casa. 
Mientras que su hermana Antonieta y su amiga Juana cruzaban el río Gave para buscar leña, Bernardita se quedó sentada en una roca, al pie de la Gruta de Massabielle. Allí comienza la maravillosa historia. 
Cuando descansaba, Bernardita oyó un sordo ruido como proveniente de un trueno lejano. Intrigada, miró a su alrededor y no vió nada, pero entonces, el ruido se presentó nuevamente y cuando Bernardita volteó hacia la Gruta observó como un rosal silvestre que estiraba sus ramas por una abertura de la roca, se agitaba como sacudido por un fuerte viento. Al mismo instante, del fondo de la gruta salió una inmensa nube dorada y tras ella, una joven señora que se posó en la rama más alta del rosal. 
La señora era bellísima. Llevaba un vestido blanco, sujeto al cuello por un cordón de seda, también blanco, y una ancha cinta azul a la cintura, con un precioso velo blanco que le bajaba de la cabeza a los pies. Tenía las manos juntas con un rosario de perlas blancas y sobre los pies desnudos, que asomaban por debajo del vestido, fulguraban dos grandes rosas de oro. 
La señora sonrió a Bernardita y le hizo una señal para que se acercara. Bernardita cerró los ojos y los volvió a abrir. No estaba soñando, la señora era real. Instintivamente, sacó el rosario del bolsillo y se puso a rezar. Seguidamente, la señora hizo un gesto de aprobación y empezó también a rezar el rosario. Terminado el rezo, la señora retrocedió hacia el interior de la gruta y desapareció en una nube dorada. 
Bernardita comentó lo sucedido a Antonieta y a Juana, y les hizo prometer que no contarían nada. Sin embargo, las niñas no pudieron contenerse y rápidamente la noticia se corrió como pólvora. 
Bernardita había prometido a la señora ir a la gruta durante 15 días seguidos y así lo hizo. Mientras tanto, la curiosidad de los habitantes del pueblo de Lourdes y otros poblados vecinos aumentaba y cada día era mayor el número de personas que acompañaban a la niña a la gruta. 
Aunque únicamente la pequeña niña podía ver a la señora, las demás personas eran testigos de la transformación que Bernardita sufría cuando estaba ante la gruta. En otras palabras, entraba en éxtasis, su cara se quedaba pálida pero resplandeciente, y hermosa como la de un ángel. Su mirada fija en la entrada de la cueva acompañada de una expresión de serenidad y alegría. 
Bernardita fue a ver al obispo, quien le pidió una prueba: "la señora debía hacer florecer un rosal en presencia de todos los testigos que acudían a la gruta". Sin embargo, esta prueba no fue concedida. En su lugar, la señora dio una prueba mucho más valiosa y perdurable: el último día de los quince, la señora pidió a Bernardita que cavara con sus manos la tierra al pie de la gruta, la niña obedeció e inmediatamente comenzó a brotar un manantial al pie de la gruta. Las personas comenzaron a tomar de esa agua para llevar a los enfermos y ese mismo día los primeros milagros sucedieron: un hombre ciego lavó sus ojos con el agua y pudo ver nuevamente, una mujer bañó a su hijo paralítico y éste pudo caminar. 
En lo sucesivo fueron muchos los milagros que sucedieron y que aún hoy, más de un siglo después, siguen sucediendo en la Gruta de Massabielle, en Lourdes, Francia. 
ORACIÓN :
Santísima Virgen de Lourdes, que a ninguno desamparas ni desechas, mírame con ojos de piedad y alcánzame de tu Hijo perdón de mis pecados para que con devoto afecto celebre tu santa e inmaculada Concepción, en tu milagrosa imagen de Lourdes y reciba después el galardón de la bienaventuranza del mismo de quien eres Madre. Amén.